Burbujas de carácterMi visita a la Brasserie Thiriez de Esquelbecq
Esquelbecq, con sus encantadoras callejuelas y su ambiente típicamente flamenco, reserva muchas sorpresas. Pero la que no olvidaré jamás es mi visita a la Brasserie Thiriez, una pepita de oro artesanal enclavada en el corazón del pueblo.
Nada más llegar, me impresionó el cálido y hechizante olor a malta. El maestro cervecero me recibió con pasión y sencillez, dispuesto a compartir la historia de su cervecería, que nació en una antigua granja familiar. El lugar es a la vez rústico y cálido, y destila autenticidad.
La visita me llevó entre bastidores del proceso de elaboración de la cerveza, desde la cocción hasta la fermentación y el embotellado. Aquí todo se hace respetando la tradición, pero con un toque de atrevimiento que confiere a cada cerveza su propia personalidad.
Y llegó el esperado momento de la cata. Con moderación*, por supuesto, saboreé algunas de las creaciones de la casa. Cervezas rubias y ámbar, con aromas florales o especiados… Una auténtica paleta de sabores que cuenta la historia de la región flamenca en cada sorbo.
Lo que me gustó, más allá del sabor, fue el ambiente. Me sentí como en casa de un equipo de 8 entusiastas del lúpulo que estaban encantados de compartir su mundo.
Me fui con una sonrisa en la cara, unas cuantas botellas bajo el brazo y un verdadero flechazo por esta cervecería local.
(* El abuso de alcohol es peligroso para la salud, beba con moderación)